Esta tradición viene de una leyenda irlandesa: Por lo que se cree había en ese pueblo un tal Jack que era la persona más mala imaginable – el mal en persona- y cuando se murió se le prohibió la entrada tanto al Cielo como al Infierno. Desde entonces es condenado a vagar por el mundo buscando una entrada a uno de los dos sitios con la única ayuda de una col con una vela dentro.
Los irlandeses americanos cambiaron la col por la calabaza, porque tenían más a mano. Y así ha llegado hasta nosotros nuestra ya «archiconocida» Jack-o-lantern.
Otra de las versiones cuenta que Jack engañó al Diablo haciéndole subir a un manzano, y luego puso rápidamente cruces alrededor o talló una cruz en el tronco, para que el Diablo no pudiera bajar.
Otra versión del mito dice que Jack estaba siendo perseguido por algunos aldeanos a quienes había robado cuando se encontró con el Diablo, quien le dijo que había llegado el momento de su muerte. Sin embargo, el ladrón retrasó su suerte tentando al Diablo a castigar a los aldeanos que le perseguían alegando que eran fieles a Dios. Jack le dijo al Diablo (quien podía adoptar cualquier forma) que se convirtiera en una moneda con la cual pagaría por los bienes robados; después, cuando la moneda/Diablo desapareciera misteriosamente, los aldeanos se pelearían entre sí para averiguar quién la había robado. El Diablo accedió a la propuesta: se convirtió en una moneda de plata y saltó al saco que Jack llevaba, solo para encontrarse junto a una cruz que el ladrón también había robado en la aldea. Jack cerró bien el bolso y la cruz privó al Diablo de sus poderes; .