¿Sabéis lo que ha pasado en nuestro querido Duque este fin de semana?
¡NOS HAN ROBADO!
Han entrado por las ventanas de nuestra querida directora, reventándolas, y se han colado en el pabellón llevándose nuestro proyector (el que usan nuestros peques) una televisión y una cantidad importante de dinero que teníamos para hacer frente a unos pagos a proveedores.
En estos tiempos que corren es casi justificable que alguien entre a robar para sobrevivir, para dar de comer a sus hijos, o para que no le echen de su casa. Sé que hay mucha gente desesperada capaz de cualquier cosa por no caer al abismo…
POR CIERTO, HE DICHO «CASI». JAMÁS JUSTIFICARÍA EL HECHO DE ROBAR.
Lo que no entiendo es que, esas personas, sabiendo como está todo, sabiendo las dificultades de los colegios públicos para salir adelante, y, seguramente hasta sabiendo que sus hijos estudian en un colegio como ese, ?cómo pueden hacerlo? ¿De verdad pueden dormir por la noche? ¿No piensan en sus hijos? Y si no los tienen ¿no piensan en los otros niños? En el fondo no piensan en nada porque todo nos empieza a dar igual.
Quiero agarrarme a la idea de la imperiosa necesidad, del terror a caer al abismo, y no, simplemente, al capricho de unos cacos que han pensado que, simplemente, allí no habría mucha seguridad y que sería un blanco fácil.
Una vez pasado, decirles que esos euros, aunque parezca poco, serán difíciles de reponer, que esa tele no la van a devolver hasta no sabemos cuándo y que los niños, por este año, se quedan sin ver sus películas infantiles en sus ratos de esparcimiento. Nos va a costar mucho reponernos de esto…
Por suerte los pequeños no saben nada. Ni lo sabrán, y el Duque seguirá adelante porque una tele, un proyector y dinero no son nada comparado con todo el amor que aquí dentro se cobija.
Es verdad que nos han robado, pero sólo han sido cosas materiales… Lo humano sigue intacto, y, con suerte, reforzado.
¡Viva el Duque!